Sucede que ahora llueve y golpea la cúpula del mundo
Y esa lluvia se convierte en cristal que se fragmenta
sobre azogue de palabras entre borrososos contornos del ayer.
Pero yo sigo debajo de la historia
clausurando espacios abiertos en la memoria
enterrada entre antorchas apagadas,
desde esa densa atmosfera que dibuja la impotencia.
Te deslizas en medio de esta soledad barroca,
bajo un llanto de techos castigados en la penumbra
como un amante cansado de nada,
que repite nuevamente su aventura no vivida.
¿Será, que volveremos a ser de nuevo
esa viva sustancia que vibraba al unísono?
Doris Melo.
2012