domingo, 27 de febrero de 2011

Más sigo siendo esa mujer adicta al vértigo del amor.



En esta larga noche voluptuosa
arpeggios metafísicos pululan sombríos,
como cenizas  ardientes condenadas,
inmolando su inocencia,
 en hileras de sombreados hitos.

Bajo el sudor de la noche,
 mis pensamientos se retuercen,
 se inflaman, se evaden, se enloquecen.
amante de un imposible.
regada entre las sábanas de la noche, me pierdo.

Mi deseo corre desnudo
lamiendo ese silencio de cien bocas,
 como una entelequia inexistente,
como una mujer etérea,
 voy deshojándome en la duda.

 Sombras de sueños permitidos
cubranme en este pérfido silencio,
 y con la ternura de su no presencia
besenme los bordes del alma.

 Traspasame la epidermis sutilmente,
rebosame de  lúdicas ilusiones,
de versos húmedos sin tiempo,
 en esta larga noche, callada
sin más abrigo que su piel
 donde  agonizo de su sensual aroma impregnada.  

me he quedado sin pasaje
para morir de glamour
 más sin embargo.
sigo siendo esa mujer adicta al vértigo del amor.
Doris Melo.
En el libro: Rasgando la memoria.

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