Nadie sabe en que silencio entro tu sombra
Si en esa pausa sin color que da el vacío
O la amarga soledad que nos convoca
Cuando los violines gimen en descocidas noches
Sentimiento limpio y absurdo en el que se confunden
un suntuoso aroma lírico
y una prosa lúdica palpitante,
entonces, me contemplaras en el espejo del armario
pero ya no estaré, quedará solo mi imagen disuelta
Cruzaré el infinito con mis ingrávidos pies
Dejando la fragancia de encantados jardines soñolientos
Sin nada que decir ni que callar hacia el exilio indolente.
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